Deja que tu bebé llore

niño en brazos de mamá padres felices


¿Cuántas veces has escuchado la frase: "¡Qué lindo tu bebé no llora, es tan calladito!"?

Tendemos a creer que un bebé es maravilloso porque "no da lata". Y ciertamente es maravilloso para la familia (madre, padre, abuelos), porque un niño callado es una personita a la que solo le damos besos y alimentamos como si fuera un muñeco al cual disfrutar.  Pero, lastimando la falsa expectativa, lo cierto es que un bebé demasiado callado es un bebé que no esta aprendiendo a expresarse y ser tomado en cuenta.  

Imagínate a un bebé que le llega la hora de la comida, a ti se te olvida y él no hace el menor intento de avisarte que tiene hambre, sino que simplemente espera. O un bebé demasiado mojado y sucio al cual no le hacen caso y le cambian su pañal. O uno que no llora si hay demasiado ruido o está incómodo.  ¿Cómo será cuando sea mayor?

Esas personas complacientes, que nunca se quejan aunque les hagan cosas molestas, son las personas que no saben cómo expresar sus emociones, las que se las callan, las consumen, y a las que tanto no decir, les provoca enfermedades.  

Volviendo a los niños. Es común que cuando un niño que todavía no aprende a hablar quiere algo, solo señala y la madre o el padre inmediatamente atiende adivinando sus deseos lo que quiere. O un bebé que apenas puja porque no le gusta algo e inmediatamente le cumplen el deseo.  Y no se trata de ser malvados con los niños y dejarlos sin nada o no hacerles caso, sino enseñarles a expresar de manera afirmativa y contundente lo que necesitan. 

Si tu bebé no hace nada, es como un muñeco, no es la cosa más normal del mundo. Tu hijo de alguna manera se siente reprimido, o con un sensación de "no debo molestar", que aunque creas que es un bebé lo ha aprendido muy bien en sus primeros días o desde el embarazo. Piensa. 

Continuamente en PFHS hablamos de mantener un sano equilibrio emocional, pues esto es parte de ello desde los primeros años. Así que pon atención en qué tan callado es tu hijo o hija y no te sientas tan feliz de que sea una estatua, sino que aprende a motivarle a expresarse, a pedir, a enojarse, a alegrarse, a vivir.   







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