3 errores que toda madre debe evitar para no arruinar la vida de sus hijos


Mamá confundida


        Con frecuencia decimos que no existe una escuela que enseñe a una a ser madre, pero la verdad es que siendo objetivas sí existe, y es la propia madre. Y es que queriendo o no con mucha frecuencia se repiten patrones heredados de la forma en que mamá se comportó con nosotras. 

Así que en un ejercicio de total honestidad, ¿qué tal te sentiste en tu infancia con la actuación de tu progenitora hacía ti?  No estoy diciendo que hagas un juicio sobre ella, sino de cómo te sentiste tú. Decirte a ti misma que ella hizo lo mejor que pudo en su momento, es bueno para justificarte ahora que estás en la misma profesión respecto a tus hij@s, pero, no sirve de mucho cuando se trata de ponerte en lugar de la hija que fuiste y sobre todo ponerte en lugar de tus pequeños.  

Así que responde sinceramente las siguientes tres cuestiones:

1) ¿Cómo te hizo sentir tu madre respecto a otros (herman@s, niñ@s)?  

Aunque parezca que no, la comparación es fundamental en la vida de los infantes en relación con su entorno. La baja autoestima y el fracaso en la vida personal y profesional esta ligada a cómo nos sentimos valorados y reconocidos en nuestras habilidades como individuos.

Así que punto número uno:

Nunca por ningún motivo compares a tus hijos con nadie más. No hay nada más frustrante en la vida, que quieran que seas como otra persona. Si alguien tiene otro talento, ése es su talento, en lugar de buscar que tus hijos sean la copia de otra persona auténtica, ayúdale a mostrar su autenticidad
Si a ti te frustraron de pequeña no quieres convertirte en la mamá frustrante ¿verdad?, y si no lo hicieron contigo, por favor tú no lo hagas. 

2) ¿Alguna vez sentiste que tu madre fue injusta contigo de algún modo y nunca lo reconoció?

En las relaciones madres e hijos con frecuencia se entiende que la autoridad y el merecimiento de respeto le corresponde a mamá. Pero la verdad es que hay veces que se confunde la autoridad con el autoritarismo y el respeto con poder. 
Si alguna vez en tu rol como hija te sentiste impotente porque no podías reaccionar ante una injusticia en casa, seguramente sentiste que no valías mucho sino merecías una disculpa

Por tanto el punto número dos es:

Sé consciente del momento que toca respetar a tus hij@s.  Ten presente que ellos no son de una cualidad menor a ti, son personas con la misma valía que tú y por tanto merecen ser tratados con dignidad, a pesar de su corta experiencia al lado tuyo. Si en algo tú te equivocas y eres injusta en tu trato, es válido y hasta recomendable que ofrezcas disculpas
Igualmente es  básico que tomes  su opinión en las cosas que tiene capacidad de decidir y en aquellas en las que tenga derecho a opinar, aunque el resultado final no sea el suyo. 


3) ¿Y tú qué tan autónoma has sido en tus creencias y gustos?

Si bien es cierto que la genética y algunos gustos son herencia, lo cierto es que no toda la personalidad tiene que ser una calca de mamá.  Por ejemplo, tu gusto por un estilo ya sea de música, ropa, ideología, ¿ha sido el resultado de un buscar, experimentar, ó simplemente es un implante de las ideas de tu educación familiar?

Aquí cerramos con el número tres:

Deja que tus hij@s se hagan una personalidad propia.  Si tú eres por ejemplo atea, no impongas tu verdad, por el contrario ofrece las herramientas para que experimenten y comprueben por sí mismos lo que creen. Igualmente si eres religiosa (da igual la religión), no le impidas a tus chicos conocer más allá de tu dogma. 
Pero esto se aplica a todo, tal como sí tuvieras un prejuicio contra una etnia, cultura, estilo. Tus ideas son tus ideas y esta bien exponerlas, pero no implantarlas a la fuerza, y mucho menos enojarte porque alguien cercano a ti, piensa distinto.

Como te habrás dado cuenta estos puntos pasan muchas veces desapercibidos o creemos que no tienen mayor importancia, pero la tienen más allá de lo aparente. Estos tres puntos no son para hacerles una vida más fácil por unos años, sino ¡por el resto de sus vidas!

Recuerda que la maternidad no existe para postergar algo, sino para hacer florecer a seres humanos brillantes y auténticos












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