ALIMENTACIÓN MACROBIÓTICA: UNA VIA PARA LA SALUD FAMILIAR

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La dieta macrobiótica es una filosofía de vida en la alimentación que busca encontrar un equilibrio físico y emocional a través de la interpretación de las leyes de la naturaleza desde un punto de vista social, espiritual y ecológico, basada en el principio de equilibrio del Ying y el Yang. Fue introducida en Europa desde Japón por George Ohsawa (filósofo oriental de principios del siglo XX), en la actualidad no cuenta con un respaldo científico que respalde sus beneficios. Sin embargo, existen varios testimonios de quienes la han llevado a cabo y han visto una mejora en su calidad de vida, que te compartimos más abajo. 

Aquí te vamos a contar en qué consiste y algunos de sus beneficios, ya que probablemente esta pueda ser la solución a muchos malestares físicos sobre todo gastrointestinales. 

Según los expertos para una buena alimentación debemos tomar en cuenta los siguientes elementos: la biología, el clima y el habitad, el equilibrio y la decisión

Biología

Debemos acomodar la nutrición a nuestras características biológicas, en este sentido cabe decir que el ser humano es por naturaleza un animal adaptado a comer alimentos de origen vegetal, especialmente verduras y cereales. Aunque nuestro aparato digestivo puede digerir todo tipo de alimentos, nuestro aparato bucal está dotado con una dentición preparada para moler y triturar granos, no poseemos los colmillos (fortalecidos) que son propios de animales carnívoros. Aunque nos hemos adaptado para comer carne cocida. Si embargo, se considera que ésta debe ser la menos ingerida. 

Clima y habitad

La alimentación debe ser acorde a los productos que se han consumido de manera tradicional en nuestra lugar de origen, puesto que son los mejor adaptados a nuestro clima. Durante miles de años el ser humano se ha alimentado de verduras, cereales y legumbres, y solo durante las últimas décadas esta forma de alimentarse se ha visto gravemente alterada. 
Actualmente hemos tratado de adaptarnos al consumo de alimentos de otras latitudes, que no necesariamente forman parte de nuestro lugar y clima. Hoy día podemos consumir alimentos que naturalmente no se producen o nacen naturalmente en nuestra zona. 

Equilibrio: Yin y yang

La teoría de la polaridad de los fenómenos, incluidos los alimentos, es uno de los pilares de la dieta macrobiótica. Para la macrobiótica, la armonía se consigue cuando equilibramos estos dos polos.

Decisión ó Libre albedrío:
En la macrobiótica podemos escoger vivir y comer como nos apetezca pero siempre teniendo muy presente que cada una de nuestras decisiones conlleva una responsabilidad. Aunque no existen alimentos prohibidos, sí existe un criterio para alimentarnos de una forma más consciente y saludable.


Este enfoque de la nutrición se basa en el consumo de alimentos orgánicos cultivados localmente, vegetales, alimentos integrales y disminución de grasas, azúcares y alimentos procesados. Todo el consumo debe mantener un equilibrio entre sus componentes y el aporte de energía que supone para la persona, prohibiendo ciertos alimentos con el objetivo de mejorar, controlar o curar enfermedades.

Dentro de la macrobiótica existen diferentes variantes de dietas siendo más o menos estrictas, algunas solo prohíben los alimentos de origen animal (por lo que sería más similar a la dieta vegetariana), otras eliminan los lácteos, el café y otros estimulantes, hierbas aromáticas, carnes y alimentos procesados e incluso otras que llegan a prohibir todo, excepto el consumo de cereales, agua y algunas frutas y verduras.  No obstante el equilibrio es la base primordial, así cómo tomar en cuenta el clima y el habitad. 


La Dieta Macrobiótica Estándar

A continuación  presentamos solo una pequeña parte del modelo de alimentación macrobiótica, debes tener en cuenta que éste deber ser adaptado a las condiciones de cada persona; clima, situación geográfica, etc.

Cereales integrales. 
Deben representar entre el 50% y 60% de la alimentación diaria. Se deben priorizar los cereales en grano, ya que las harinas integrales se oxidan con facilidad, perdiendo propiedades, y siendo más difíciles de digerir.

Sopas. 
Se recomienda consumir entre 1 y 2 sopas al día, elaboradas preferentemente con verduras, aunque también se pueden incluir cereales, pescados, algas, legumbres, etc. La sopa de Miso está muy presente en esta alimentación, ya que es un producto que ayuda a regenerar la flora intestinal.

Verduras variadas. 
Deben estar presentes en un porcentaje que varía entre el 25% y el 35%. Se pueden consumir crudas o cocinadas, según sus requerimientos. Se desaconseja el consumo de patatas, berenjenas y tomates.

Legumbres. Deben ocupar entre el 10% y 15% de la alimentación. Otros productos derivados de ellas, como el tofu, el tempeh o el natto debe ser también consumidos con regularidad.

Algas. Tienen una gran importancia en la alimentación macrobiótica, siendo aconsejable usarlas regularmente.

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